Al final, sólo cinco Perdíos nos inscribimos en la VIII Subida al Monte Arrazauces (lo que viene a ser… La Cabra), organizada por el SMD del Ayuntamiento de Villanueva de la Serena. Para empezar, es de agradecer que un Ayuntamiento organice este tipo de eventos, dándonos la oportunidad de compartir ruta con bikers de otros grupos y localidades diferentes. A las 09:15 h nos juntamos Avería, Barna, Nátur y yo (Ismael) para dirigirnos hacia Villanueva, donde recogeríamos a Juanma Jara. Ya en el Polideportivo, nos juntamos con el resto de participantes (58 en total), entre los que destacan por su número los integrantes del Grupo Trébol. Algunas caras conocidas, saludos, chascarrillos y tras una breve charla por parte de la organización, nos dirigimos con la Policía Municipal abriéndonos paso por las calles de Villanueva hacia la Haba. Tomamos las pistas y se rueda a buen ritmo, lo que nos permite ir entrando en calor por los toboganes.
En la Haba, cogemos el camino hacia el Puente de la Pared y a medio camino, vamos adelantando nuestra posición para no quedarnos rezagados y el coche de la organización, a ratos va dejando espacio, lo que permite estirar el grupo y hacer una última parte del camino bastante rápida. Reagrupamos en el puente, donde nos enteramos de que había habido una pequeña caída. Resultó ser Barna que se enganchó con una rama y en la caída no pudo evitar hacer caer a algún otro biker. Afortunadamente, quedó en un susto y un buen raspón en la pierna de Barna. Empieza la subida hacia el cruce de las Minas y el ritmo es bastante alto en la parte delantera y sólo los parones del AX a la hora de esquivar los obstáculos del camino evitan que el grupo se estire en exceso ya que había gente que iba realmente fuerte. Pasamos el cruce y tomamos el camino de los eucaliptos, donde algunos empiezan a pagar el fuerte ritmo del tramo anterior. Avería y Nátur no se despegan del AX y encaran con mucha fuerza la primera rampa dura.
Cuando puedo, miro hacia arriba y distingo a Avería en cabeza de un grupo muy estirado y a otro chaval de los Tréboles, que va como una moto. Bajo la cabeza y cuando encuentro fuerzas para volver a levantarla, veo a Avería echando pié a tierra. Un fallo en la cadena que enseguida es subsanado y a seguir subiendo. Yo me junto con un conocido de Don Benito y hacemos juntos la subida, a buen ritmo aunque algo lejos de los primeros. Llegando a la caseta y a la vista del cansancio acumulado y del frío que nos íbamos a encontrar en el mirador, añoro nuestras rutas cuando al llegar a la caseta y ante la propuesta de algún valiente que propone subir al mirador, siempre se alza la cálida y dulce voz de alguno del grupo de “los gorditos” diciendo “… tu p… madre, ni se te ocurra…”.
Aunque para nada era competitiva la ruta, sí al menos destacar la gran subida que hicieron Avería y Nátur, llegando en segundo y sexto lugar (lo de los puestos es orientativo, puesto arriba, puesto abajo). Yo a juzgar por lo que pude contar al llegar debí entrar el 15º y poco después llegaron Barna y Jara.
Avituallamiento con agua, fruta, barritas y frutos secos y un buff (una braga) de recuerdo que nos vendría muy bien para la bajada ya que hacía un frío tremendo allí arriba. Abrigados con chubasqueros y algunos resguardándose el pecho con periódicos, nos hicimos la foto de grupo antes de la bajada. Se oye a alguien decir que se bajaría por donde habíamos subido y yo le pregunto a Avería si iba a forzar hasta el Puente. Ante su negativa, me voy adelantando para afrontar la bajada con el mayor espacio posible y nos lanzamos. Por lo del espacio no hubo problema ya que los primeros bajaban muy rápido controlaban mucho, llegué a ver a alguno haciendo una auténtica exhibición al tomar la última curva hacia la izquierda tras la última cuesta que da ya al camino de los eucaliptos. El camino, como viene siendo habitual; muy rápido sorteando las piedras hasta que suena ¡Plaff…psssssssssssssssssssssssssssssssssssssss! (bueno, algo así). Llantazo al canto. Me bajo y al poco aparecen Avería, Barna y Nátur. Yo todo chulito les digo que no paren que sigan, que yo me subo a la fregoneta que venía haciendo de escoba y la reparaba antes de llegar al puente. Menos mal que no me hicieron caso, primero porque nos habíamos equivocado de camino (un motorista nos advierte que era el de la derecha), segundo porque no íbamos a la Pared sino a la Antigua, y tercero porque mi cámara de repuesto estaba pinchada. Avería se encarga de quitar y poner la rueda, yo de inflarla (ante el cachondeo del resto por las posturas adoptadas para ello…) y nos vamos hacia la Antigua. El grupo había tenido la amabilidad de esperarnos en el desvío y desde allí hasta el Puente, de rally total disfrutando del camino.
Reagrupamos y nos dirigimos hacia la Haba. Hay ligeras aunque constantes subidas y el grupo se va estirando. Me veo con ganas así que decido subir el ritmo para tratar de contactar con el grupo que va con el coche. En el intento y en plena subida, me derrapa la rueda delantera y justito llego a controlar la bici (por detrás se oye la risa de Barna). Aunque me cuesta, llego al grupo que va con el coche, que va cada vez más rápido dejando margen para que el grupo corriera un poco. Avería se acerca por detrás y somos cinco los que seguimos el ritmo. El del coche ve que vamos con ganas y creo que con buen criterio, acelera dando total libertad a los cinco. Avería se queda primero, yo no puedo seguir el ritmo de los dos tréboles que iban delante y de otro chaval que iba muy fuerte y me voy quedando. Llegando ya a la Haba, Avería aparece de la nada y me da una pasada que me deja temblando. Reagrupamos y tras agradecer a la organización su trabajo, nos despedimos de los compañeros y nos desviamos hacia Don Benito, cansados por la acumulación de Km. de todo el fin de semana pero lo suficientemente rápido para tratar de llegar a tiempo de ver la salida de la Fórmula 1.
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