Tras pasar a las 08:00 h por el control de firmas, fuimos a desayunar (algunos por segunda vez) a la 88. Alguna cara de resaca, alguna ausencia (creemos que aún de juerga…), y todos estrenando la nueva equipación de Los Perdíos. Tras un desayuno ligero y equilibrado; café, zumos, tostadas con mollejas, donuts… los doce más un Perdíos allí reunidos (Avería, Barna, Cancellara, Ismael, el Maestro, Mario, Nátur, Oliver, Orzowei, Pabli, Piolo, Pitu y Tiko) nos dirigimos a la salida. Todos los Perdíos van con flacas menos yo, que voy con la de montaña aunque con unas ruedas de 1,50 que dan un aspecto un tanto “vainilla” a mi pobre bici. Aunque no lo sé con seguridad, creo que habría unos 200 participantes en la salida. La marcha discurrió con tranquilidad, a un ritmo muy llevadero con algunos acelerones que eran “frenados” cuando el pelotón se cortaba o estiraba en exceso. El ritmo daba pié a ir charlando, a conocer gente. Barna iba emocionado con su flaca prestada diciendo cosas como “… pero si va sola…”, eso sí, sin hacer caballitos ni las cosas raras que acostumbra. Un rato con un grupito, otro rato con otro, y creo que todos coincidimos en tratar de seguir alguna que otra “rueda” en concreto, al menos durante un rato. Llegados al tramo libre, es Oliver el que rompe las hostilidades con un fuerte ataque al que sólo pueden responder los más fuertes y… hablar de los más fuertes en ese pelotón es hablar ya de cosas serias.... Eran sólo 10 Km . con tres fuertes subidas y algún descenso pronunciado pero una bonita oportunidad para medirse uno mismo con gente de todos los niveles, por lo que quien más o quien menos, todos se esforzaron en ese tramo libre. La mala suerte se cebó con Pitu en la primera subida ya que en pleno esfuerzo, se rompió la cadena haciéndole caer al suelo. La caída fue fea y con consecuencias serias (rotura de la cabeza del radio). Tenía una herida en el codo y en el antebrazo, con fuertes dolores. La fuerza fue tal que la cadena saltó golpeando en el hombro a Mario, que creo iba por delante. Todos los Perdíos fuimos parando junto a Pitu a la espera de que llegara la ambulancia. Con la mala sensación por lo ocurrido, fuimos reincorporándonos a la marcha, acelerando el ritmo y adelantando ciclistas. Por delante, Oliver llega tercero a Orellana por detrás de dos de los hermanos Carpin. Buen avituallamiento en Orellana con bocadillos, fruta, frutos secos, agua, cerveza, bebidas isotónicas… La vuelta es con aire a favor y se hace a mayor ritmo y, aunque muy llevadero, la acumulación de kilómetros va haciendo daño a los menos acostumbrados y especialmente a los que van con bici de montaña. Llegamos a Don Benito y … (cuña patrocinada por Fiallo): en un intenso, complicado y apasionante sprint, Cancellara, en un alarde de colocación y potencia adelanta posiciones entrando en segundo lugar en meta por delante de los favoritos, ante el júbilo y los aplausos del público que abarrotaba la recta de meta. Bueno, metida la cuña, la verdad es que ni hubo sprint, ni meta ni nada parecido aunque eso sí, lo que es llegar, Cancellara llegó segundo.
Ya en el Quinto Cecilio, la comida estuvo fenomenal así como el ambiente. En el sorteo de regalos, suerte dispar aunque todos nos llevamos algo y la verdad es que había muy buenos regalos; cubiertas, cuentakilómetros, maillots, polos de Mérida, etc. Lo mejor vino al finalizar la comida, ya en la terraza y cubata en mano (donde por cierto poco antes de la comida estaba el jugador de baloncesto José Manuel Calderón), se produjo una especie de mercadillo-subasta entre Perdíos con los regalos obtenidos que nos hizo pasar un muy buen rato, con diferentes pujas, ofertas e intercambios. La oferta más fuerte la del Maestro, que se empeñó en conseguir a toda costa una gorra de Liberty, aunque creo que al final se quedó sin ella.
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